Inteligencia Artificial, puestos de trabajo y competencias digitales

De acuerdo con los últimos estudios el desarrollo e implementación de las diversas formas de Inteligencia Artificial (AI) avanza velozmente en nuestras sociedades generando con ello beneficios para la economía mediante el aumento de la productividad y de la creación de nuevos productos y servicios. De hecho, y atendiendo al estudio de PwC (2017) se estima que las nuevas tecnologías puedan contribuir al incremento del PIB mundial en un 14%.

Si nos centramos en el “cómo”, es decir, en la forma en la que la implantación de la AI se va a desarrollar, debemos entender que se trata de un proceso que, si bien ya se ha iniciado, se prevé que dure al menos hasta 2030 y que se dividirá en 3 olas de automatización:

1.La fase en la que nos encontramos ahora, la algorítmica, permitirá la automatización de las tareas sencillas y el análisis de los datos estructurados.

2.Una segunda fase, la aumentada, que nos permitirá la automatización de tareas repetitivas y rutinarias como rellenar formularios o el análisis de datos no estructurados.

3.Por último, una tercera fase, la autónoma, nos permitirá automatizar por ejemplo tareas manuales.

Pero, ¿qué consecuencias tendrá la AI en el empleo?

De acuerdo con los datos publicados por la OCDE, no todos los empleos presentan la misma probabilidad de ser automatizados a lo largo de cada una de las 3 olas. No obstante, parece haber cierto consenso acerca de la robotización de toda una serie de tareas que actualmente llevan a cabo personas.

Actualmente, en España, según un estudio del servicio de análisis de CaixaBank, hasta un 43% de los puestos de trabajo existentes tienen un riesgo elevado de poder ser automatizados a medio plazo. En los mismos términos, el último informe del BBVA sobre la automatización de la economía española advierte de que el 36% de los puestos de toda la economía está ya “en riesgo elevado de ser automatizado”. Por tanto, está claro que el sector privado ya está inmerso en la implantación de la inteligencia artificial y de la robótica.

En lo referente al sector público, Carles Ramió, catedrático de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Pompeu Fabra y especialista en gestión pública, en su reciente publicación “Inteligencia artificial y Administración pública: robots y humanos compartiendo el servicio público”, contabiliza en unos 700.000 el número de empleados/as públicos de nuestro país que se dedican estrictamente a tareas burocráticas y/o estandarizadas. A la vista de estos datos, Ramió, en el blog de espublico, a fecha de 9 de octubre de 2018, ya estableció las áreas más susceptibles de ser robotizadas en las administraciones públicas de España. Los ámbitos que recogía en dicho artículo eran los siguientes: Transportes, empleados de correos, cuerpos de seguridad, personal penitenciario, administración de justicia, etc. En cuanto a los trabajos de carácter administrativo y auxiliar, se refleja que estos perfiles profesionales pueden desaparecer en más de un 80 por ciento. Ahora mismo en España existen aproximadamente 550.000 efectivos con estas características (grupos C1 y C2) y se prevé que este sea el sector que va representar la mayor pérdida de puestos de trabajo.

Y aunque para el lector/a todo esto pueda parecer una posibilidad lejana y futurista es importante destacar que la inteligencia artificial se emplea ya en España para agilizar algunos procesos dentro de la Administración. Por ejemplo, el organismo de Inspección de Trabajo y Seguridad Social cuenta con algoritmos para detectar contratos temporales irregulares.

Estos avances comportarían una mayor eficiencia en los resultados y también una menor necesidad de personal de baja cualificación. No obstante, hay que tener en cuenta que el sector público no se reduce únicamente a la eficiencia económica, como ocurre generalmente en el privado. “El contexto de la Administración es distinto, porque nuestro retorno de la inversión no es meramente económico, también es social. La administración pública no se puede plantear cerrar una oficina solo por una cuestión económica”. (Fernando De Pablo, secretario general de Administración Digital.)

Por ello, De Pablo  cree que la automatización en la Administración no tiene por qué significar la reducción del número de empleados y empleadas sino que “en el sector público no se han eliminado puestos de trabajo. Los empleados/as liberados se reconvierten con programas de formación a otras funciones, especialmente las que implican capacidades digitales.”

 ¿A que nos referimos cuando hablamos de capacidades digitales?

La definición de Competencias digitales comúnmente utilizada por el Marco Europeo de Competencias Digitales para los Ciudadanos o DigComp, viene descrita en la Recomendación 2006/962/CE sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente, y establece que “La competencia digital entraña el uso seguro y crítico de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) para el trabajo, el ocio y la comunicación. Se sustenta en las competencias básicas en materia de TIC: el uso de ordenadores para obtener, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información, y comunicarse y participar en redes de colaboración a través de Internet”.

Así pues, para el desarrollo de las funciones de servicio público en los próximos años será completamente necesario que los empleados y empleadas públicos acrediten poseer una serie de Competencias digitales que les permitan incorporar los nuevos avances tecnológicos en el desarrollo de las funciones de los puestos de trabajo que ocupan. Sin embargo, esto no significa que todas las empleadas y empleados deban acreditar las mismas competencias digitales: si entendemos que existen diferentes funciones a realizar dentro de la Administración, debemos comprender pues que existen también diferentes niveles competenciales. En base a esta premisa ha trabajado la Comisión Europea, que recientemente ha publicado el estudio sobre competencias digitales DIGCOM, que establece cuatro niveles de aptitud: Básico; Intermedio; Avanzado; y Altamente especializado. Por otro lado, el Plan Nacional de Competencias Digitales, siguiendo la estela del Plan (Agenda) España Digital 2025, pretende también definir una serie de líneas de actuación en materia de competencias digitales e intenta dar solución al déficit en capital humano y de competencias digitales, lo cual es una mayores debilidades en digitalización del sector público.

Así pues el desarrollo de la Administración Digital no supone tan sólo contar con herramientas tecnológicas sino que implica tener empleados y empleadas con competencias digitales las cuáles van más allá de saber utilizar maquinaria y programario informático. Poseer competencias digitales significa entender los procesos y utilizar las herramientas tecnológicas de forma crítica y responsable, atendiendo y respetando los derechos de la ciudadanía a la cual se presta un servicio.

Es por ello imprescindible que las instituciones públicas adopten una estrategia proactiva en este sentido. Es decir, que aprovechen la revolución tecnológica no solo para renovar su capacidad técnica, sino especialmente para solventar la mayor parte de sus problemas conceptuales y organizativos. De ese modo, haciendo uso de la inteligencia artificial y la robótica, el objetivo debe ser lograr unas administraciones públicas más eficaces y eficientes en su gestión.

Referencias bibliográficas:

 Frey &  Osborne (2013),  The Future of Employment: How susceptible are jobs to computerisation? University of Oxford.

IVAP (2019). El futuro del trabajo en la Administración Pública. ¿Estamos preparados?.

Jiménez Asensio, Rafael  (2021). Competencias digitales en la administración y empleo público: la digitalización que nunca llega (y 2), Blog de La mirada institucional.

OECD (2020), Job creation and Local Economic Development 2020: Rebuilding Better, OECD Publishing, Paris. 

PwC, (2017), ‘Sizing the prize’, What’s the real value of AI for your business and how can you capitalise?

Ramió, Carles (2018). Cifras sobre el potencial impacto de la robotización en las Administraciones Públicas, Blog de espublico.

Ramió, Carles (2019), Inteligencia artificial y Administración pública: robots y humanos compartiendo el servicio público. Revista española de ciencia política, Nº51, págs. 207 – 210.

Salvador Serna, Miquel y Ramírez Hernández, Olga (2016). Gobierno abierto y competencias digitales: Transformando la administración pública para afrontar los retos del nuevo paradigma, Cuadernos de Gobierno y Administración Pública.